¿Cuántos nos hemos hecho esta
pregunta alguna vez?
Para saber qué queremos o qué
necesitamos, lo primero sería distinguir quién se está haciendo esta pregunta.
Si eres un empresario o eres una persona aficionada a algún tema concreto.
Aunque tanto una web como un blog
son productos propios de Internet y sólo existen si es a través de la red, las
diferencias en sus aplicaciones son clarísimas.
Evidentemente si sólo quieres
hacer llegar a los demás y comunicar los conocimientos que tienes acerca de un
tema que te encanta y del que eres un experto, prácticamente con un blog tienes
más que cumplidos tus objetivos. El blog te permite interactuar con tus
lectores, que dejan comentarios acerca de los artículos o “post” que has escrito,
y a los que puedes contestar tú también con otro comentario. También te permite
complementar con fotos y videos las informaciones que das.
El manejo de esa información es
bastante libre, aunque sí recomiendo que se intente conseguir una estructura y una redacción oportunas. Cómo
hacerlo lo veremos con más detalle en otro post, pero es algo que hay que tener
muy en cuenta cuando lo que se quiere generar es credibilidad y ser asertivo.
Normalmente un blog genera un
vínculo entre su administrador y sus lectores que se afianza con el tiempo, y
si eres bueno, éstos van a seguirte y esperarán de ti siempre nuevas
informaciones. El blog es un producto que necesita estar siendo constantemente
actualizado y suele ser el complemento perfecto para una buena web.
Por su parte, una web va
destinada sobre todo a los negocios que quieren algo más, ya que es un producto
que te permite dar una información mucho más amplia de la empresa, además de
brindarte la posibilidad de la venta online a través de ella.
Una web bien diseñada y bien
programada, va a ofrecerte muchas más posibilidades para que tu negocio
funcione que un blog. Desde luego un blog no va a levantar tu negocio, sólo
puede ser un complemento a tu web que no ha de descartarse.
En una web no necesitas estar
constantemente actualizando la información que ella contiene, puedes mantenerla
inalterable el tiempo que sea necesario hasta que te sea preciso modificarla. Aunque
al ser la cara de la empresa, sí es bueno irla revisando para mejorar
contenidos y ofrecer nuevos diseños, promociones, imágenes diferentes, etc. Eso
significa, de cara a los clientes, que
para nosotros nuestra web es importante y nos gusta mejorarla de la misma
manera que, según la moda, cambiamos nuestra manera de vestir. Es nuestro escaparate
en Internet.
Aunque la estructura de una web
es más compleja, en ella pueden aparecer fotos, vídeos e informaciones más
dinámicas, con muchas más secciones y enlaces de los que un blog puede
ofrecerte. Puedes personalizar tu web según tus gustos y preferencias, sin
embargo, en un blog los cambios son limitados y a menos que tengas
conocimientos de programación, la personalización del mismo puede no llegar a
cumplir tus expectativas.
Una web es la imagen de una
empresa y te permitirá crear imagen de marca y utilizarla en tus estrategias de
marketing. Por su parte, un blog es algo
alternativo que la empresa puede también ofrecer para interactuar con sus
clientes desde una perspectiva más amena y cercana. Si tu empresa o tus
productos le interesan a tus clientes, pueden contactar contigo a través de tu
formulario de contacto o a través de la tienda online, realizando sus compras.
Está claro: “Un blog sin web para
una empresa es como tratar de vender bocadillos vacíos en pleno recreo de un
colegio, ¡imagina las repercusiones!”.
Para ambas cosas, es bueno
recurrir a expertos, sobre todo para una web. Porque aunque un blog puedes
hacerlo tú mismo, siempre pueden surgirte dudas sobre su funcionamiento y la
utilidad de algunas de sus secciones, sobre el diseño y la mejora del mismo.
En definitiva, según quién seas y
el objetivo que tengas, deberás optar por un producto u otro, o bien complementarlos.
Ésta es una alternativa de la más completa, ¿no?.